Una organización no fracasa porque le falten ideas, talento o recursos.
Fracasa cuando alguien en la cima empieza a silenciar la discrepancia.
Cuando se penaliza el pensamiento crítico.
Cuando la rebeldía intelectual se interpreta como amenaza y no como oportunidad.
Lo he visto muchas veces: personas increíblemente preparadas, con visión, con propuestas reales… encerradas en estructuras que premian el silencio y castigan la opinión.
Y detrás, un costo enorme que nadie calcula:
🚨 Lo que pasa cuando se reprime el pensamiento divergente:
🔹 La innovación muere antes de nacer.
🔹 Los equipos solo dicen lo que el líder quiere oír.
🔹 Se invierte en talento… y luego se le pide que no piense demasiado.
🔹 Se van las personas más valiosas: las que ya no toleran sentirse invisibles.
Según McKinsey, el 90 % de las organizaciones enfrenta brechas internas de talento, pero no sabe cómo aprovechar a las personas que ya tiene dentro.
💬 ¿Eres tú ese talento silenciado?
Si sabes que tienes más para dar, si te has guardado opiniones para “no incomodar”, si te han dicho que “bajes el perfil” o que “no es momento para debatir”… esto es para ti:
Tu talento no está roto.
Estás en una estructura que no sabe qué hacer con él.
Pero tú sí puedes actuar:
Deja de esconder lo que sabes. No grites, pero hazte notar.
Busca aliados dentro y fuera de tu equipo. Tu voz sola puede cansarse; en red, se amplifica.
Invierte en lo que te da alas, no solo en lo que te da sueldo.
Y si nada cambia… cámbiate tú de lugar.
💡 Y si lideras un equipo, pregúntate:
¿Mi equipo se siente libre de decir lo que piensa?
¿Tolero el desacuerdo o lo castigo sutilmente?
¿Estoy escuchando con apertura o filtrando por miedo?
Abrazo,
VMB.
¿Obediencia disfrazada de cultura organizacional?

